Il Matto

Saturday, July 22, 2006

Estalactitas











I.-Contradicción
Los significantes se vuelven inútiles, los significados son inconsistentes y mi boca ya no puede modular. Súbitamente el lenguaje se vuelve insuficiente y efectivamente erróneo. Entonces nada tiene importancia para ser explicado o comprendido. Y ahí se guarda silencio con lo único, que cuando la boca está cerrada, no para de hablar: La razón.
II.-Advertencia
Bajo ninguna pretensión, política, ideológica, espiritual y bajo ningún aspecto relacionado con alguna necesidad personal, se pretende crear veracidad, identificación o algún seudo descubrimiento ideológico o espiritual en el siguiente escrito. Muy por el contrarío, eso no sería prudente, de este modo las cosas terminan pesando en el cuerpo y confundiendo al intelecto. Considerando, también, que si en algún punto se profundiza en nuevas contradicciones, aparentes, reales o significativas, se debe subestimar cualquier tipo de su incidencia.
Estás son historias reales que ocurren aún en estos tiempos y siempre han de seguir sucediendo.

III.-Comienzo
-¡Aló!
Al cabo de un rato y después de tres tímidos aló nadie sale a recibirme. Decido entrar sin esperar otro segundo. Lo primero que hago es encontrarme con un penetrante frío, las estalactitas punzantes me intimidan terroríficamente y el vapor de la boca, a ratos, no me deja ver. De pronto un león muy robusto pasa por mi lado, estruendosamente su rugido me paraliza, luego, él, igualmente robusto, cruza el naturista salón y se aleja del lugar. El frío me paraliza, entonces prefiero pensar en otras cosas. Súbitamente me imagino como entremedio de nada…

-¡Entonces no existo!

Esta frase se arma clara dentro de mí y entonces bruscamente regreso donde estaba en un principio; me encontraba acostado, con los pies hacia arriba de la pared, el cuello doblado, un libro en mi mano izquierda y en la otra un cigarro de marihuana. Enseguida pierdo mi invertido equilibrio, y casi desarmado caigo sobre el colchón de la cama.

El tiempo se abre y yo permanezco con un escalofrío permanente y punzante por todo mi cuerpo. Rápidamente regresa el frío, las estalactitas y el vapor de mi boca. Entre tanto silencio alguien, muy asustado, aclara que esa es una verdadera necedad, que si fuera por frases que llegan a la mente ya estaríamos todos locos. Después de un silencio incómodo nadie responde y el frío se hace aún más penetrante.
Me imagino tumbado en la cama pero ya no quiero volver, esa frase me mata y el hielo que provoca se hace aún más frío que este.
Incluyendo estos esfuerzos del intelecto y varios más que vinieron posteriormente para escapar de aquella frase, ésta no logra irse y se posa tranquila delante de mí.

-¡Entonces no existo!

El diáfano león se pasea otra vez y desprevenidamente extiende sus garras hacia mi espalda. Un sonido se expande violento y denso por mi cuerpo, mucho más que el súbito rugido de la primera vez.
Entonces caigo al suelo y la inconciencia me agarra por un tiempo prolongado. Despierto como de un gran sueño, ya no hay vapor en mi boca ni estalactitas amenazadoras. El agua del deshielo se ha evaporado completamente.
Lo primero que pienso es en haber dejado de existir. Peñiscarme ahora sería burdo, hace bastante tiempo ya que dejé de creer en esas estupideces. Pero el miedo incesante que provocó la unión de esas palabras; “me imagino como entre medio de nada”, ponen en contra de mi voluntad cualquier acto motriz o corporal. Mis dedos peñiscaron sin el control de sus fuerzas a mi brazo izquierdo. Ahí sentí la sensación del frío apoderarse de mi nuevamente, pero no había hielo en ningún lado, ni siquiera vestigios del vapor en mi boca. Era como siempre temí, la peor pesadilla de mi vida realmente era verdad. No sentía nada.

-¡Yo sabía, realmente ya no existo!

El llanto me arrojó inconciente nuevamente al piso, entonces la situación en su aspecto macro, se comienza a alejar. Todo comienza a quedar negro, abro los ojos y observo como si estuviera dentro de una caverna oscura, resguardado de cualquier peligro.
Ahora cierro mis ojos y descanso de todo esto por un rato. Sin poder medir el tiempo transcurrido vuelvo a abrir los ojos y veo a ese demente e insistente león caminar varios metros más allá. De seguro me anda buscando, debe querer saciar su hambre despiadada con mi ya inexistente cuerpo. Pero ahora nada temo, ya no existo y dentro de esta caverna me siento seguro y protegido.
Me comienzan a sudar las manos y el ritmo de mi corazón ya no lo siento. El maldito león ahora se sienta al lado mío, en la entrada de esta caverna, sabiendo que estoy adentro, sintiendo mi temor como exuda por el lugar.
Surrealista y espantado veo la transformación de su rostro, frente de mis ojos, cuando se voltea y me envuelve en un rugido que carecía de absolutamente cualquier tipo de sonido. Imágenes bombardean la escena actual. Nada más que horror puedo sentir ahora. Me lleno de vergüenza siquiera en pronunciar con palabras alguna de estas profanas imágenes que acosan mis sensaciones. Acá adentro me obligan a creer que esas imágenes son un invento, una vil y despiadada calumnia. Pero las imágenes me muestran desnudo en veleidosas situaciones. Quiero volver al frío, tanta discusión acá adentro me dejan exhausto. Las estalactitas no llegan y mi boca está limpia. Pero inevitablemente, y cómo un cable a tierra esta vez, llega la frase: “Me imagino como entre medio de nada” Aquí estoy en mi infierno, donde los miedos pueden torturar a la más noble de las criaturas, donde soy capaz de cometer las más grandes atrocidades. Acá muere mi espiritualidad y la imagen de ese noble niño que todos aman. Entonces dejo de ser iluminado, dejo de ser un hombre noble y correcto.
Es asqueroso seguir viendo lo que estas imágenes muestran, vomito dentro de mi mismo, me golpeo y destruyo mi rostro.
Una áspera lengua lame mi rostro. Me limpian la sangre de estas heridas auto inflingidas. Es el Robusto león que ahora y a paso tranquilo se aleja del lugar. Y este soy yo, que a pesar de existir o no, camino hacia los espejismos de la mente y todos los miedos desaparecen, lentamente, paulatinamente.